martes, 16 de diciembre de 2014

Otra vuelta sobre ileal y chispeza: las actitudes

En fechas relativamente recientes, dos futbolistas chilenos concitaron atención pública por sendas innovaciones léxicas: Francisco Huaiquipán en 2012 por ileal y Gary Medel en 2014 por chispeza.

Las innovaciones léxicas / neologismos han estado siempre bajo escrutinio normativo en la tradición hispánica. Para ser "aceptados", se les exige cumplir con dos condiciones: estar bien formados (de acuerdo con ciertas reglas de formación de palabras) y satisfacer una necesidad denominativa (es decir, que no haya ya en la tradición una palabra para referirse a lo mismo, sobre el supuesto de que sería mucho derroche). Se puede estar de acuerdo o no con estos criterios defendidos "desde arriba" por instituciones como las academias de la lengua; de todos modos, muchas innovaciones han triunfado en el uso a pesar de no cumplirlos.

Si tuviera que apostar por la supervivencia de uno de los dos neologismos anteriores, pondría mis fichas a chispeza y no a ileal. Y la razón no tiene que ver con los criterios que señalé.

En cuanto al primer criterio, ambas palabras están bien formadas. Como ha argüido Ricardo Martínez, ileal sigue el procedimiento habitual de derivación a partir de un adjetivo, leal, mediante la adición de un prefijo, i(n)-. En cuanto a chispeza, Tercera Cultura señaló que sigue el mismo procedimiento que bajeza, belleza, etc. Si fuera así, sería un caso extremadamente raro porque -eza suele añadirse a adjetivos (como bajo o bello) y no a sustantivos (como chispa; a menos que chispa tenga un uso como adjetivo, que no conozco). Prefiero creer que es un portmanteau hecho a partir de chispa y viveza (sobre todo porque su significado parece inclinarse más bien hacia este último término).

Lo de la necesidad denominativa es más complicado de resolver. Para ileal, ya está desleal, pero ¿eran lo mismo, para Huaiquipán? Y para chispeza, bueno, habría que determinar qué quiso decir exactamente Medel: ¿lo mismo que viveza, o viveza con chispa?

Como dije, más allá de si satisfacen o no los criterios antes señalados, pienso que importa mucho más, para especular acerca del "éxito" futuro de cualquier neologismo, las actitudes que los demás miembros de la comunidad lingüística desarrollan hacia dichas innovaciones (cuestión planteada por Labov, Weinreich y Herzog ya en 1968). En este caso es una actitud lingüística (hacia un hecho de lenguaje) pero es sabido que las actitudes lingüísticas casi nunca tiene que ver con el lenguaje en sí, sino más bien con los hablantes y lo que estos representan socialmente.

Y esta es la razón por la que le apuesto a chispeza y no a ileal. Por un lado, ileal viene de la mano de un personaje que no despierta simpatía universal, quizá por representar varios estereotipos sociales negativos (en una sociedad clasista y racista como la chilena, el futbolista que exuda pobreza de cuna, "flaite" y de apellido mapuche). y que además hizo su innovación en un contexto que no despertaba ya demasiada simpatía (un reality show). Por el otro lado, chispeza tiene detrás suyo a una figura devenida en héroe nacional, que representa muchos ideales de la sociedad chilena (valentía, garra, esfuerzo, etc.), y que además tuvo por contexto un mundial de fútbol masculino en que el equipo chileno dejó una imagen muy positiva.

El imaginario social acerca de cada uno de estos innovadores lingüísticos, entonces, motivará actitudes de signo distinto hacia sus respectivos neologismos (simplificando: actitud positiva hacia chispeza, incluyendo candidatura al DRAE; actitud negativa hacia ileal), lo cual, finalmente, creo que podría llevar a distintos destinos para estos presuntos palabros. Pero habrá que esperar un tiempo para ver el resultado, que con el cambio lingüístico nunca se sabe.

1 comentario:

  1. Réstale a 'ileal' que tiene una variante consagrada por la norma ('desleal') y todo lo que eso significa para el prurito lingüístico de la gente. 'Chispeza' gana por lejos!

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