Esta es la versión audiovisual (nótese que le ponen subtítulos al sujeto, porque si no parece que no se entendería lo que dice):
En el The Clinic del 11 de diciembre de 2014, pág. 61, aparece en aviso a página completa una especie de diccionario (ilustrado) titulado "Canapedia: la enciclopedia del encierro" (emulando la Wikipedia, claro), en que se listan 27 expresiones caneras.
El eslógan es: "Entender que no tienes que manejar con alcohol, es mejor que entender todo esto". Y luego: "Con la Ley Emilia, mínimo un año de cárcel efectiva por manejar ebrio y causar lesiones gravísimas o muerte".
El coa, en esta campaña, sirve como elemento indexical (como diría Michael Silverstein) respecto de los delincuentes encarcelados. Por otra parte, lo que el Ministerio desea resaltar es, precisamente, la diferencia, la distancia entre el lenguaje "común" y aquel utilizado por los presos, distancia tan grande que implicaría un difícil o imposible proceso de adquisición de una L2 para el conductor infractor. De ahí, creo, la presencia de recursos como los subtítulos y el formato lexicográfico, que normalmente se usan como herramientas de "traducción". El coa sería otra lengua, y no un mero español relexificado en ciertos campos conceptuales (y no siempre relexificado a partir de innovaciones ab ovo, en todo caso).
En consecuencia, la diferencia lingüística aquí está hiperbolizada para destacar la diferencia entre el mundo "normal" y el "submundo" de los delincuentes. Sin embargo, creo que cualquier chileno con algo de calle podrá entender qué quiere decir que a alguien le digan "chiporro" en la cárcel o qué significa "andar con la roca" o "decir la posta".
La dificultad del proceso de adquisición lingüística del coa sería tan grande, según los autores de esta campaña, que mejor cuidarse de manejar ebrio, porque peor sería tener que aprender y hablar coa (y el atropellado, qué importa).
No estoy de acuerdo con tu conclusión, Darío. El coa funciona como metonimia en esta propaganda. Por lo tanto, lo que costaría aprender no es el coa sino que es vivir en ese lugar. El código de comunicación revelaría mundo, no solo un contenido semántico acotado: lo complicado, entonces, no es saber el significado de "perquín", por ejemplo, sino que serlo, etc. El lenguaje publicitario en general resalta rasgos mediante exageraciones de elementos o de guiar la atención a contenidos seleccionados. En esta propaganda, el lenguaje carcelario es indicativo del mundo carcelario: el código, el coa, 'es' la realidad (no te vengo a revelar nada, lo sé, no lo pretendo ni de lejos). La cuestión es, en fin, que tener que aprender (metonímicamente) a sobrevivir en la cárcel es más penoso que evitar conducir ebrio. [Ojo que no respaldo esta publicidad -que no se hace cargo, todo lo contrario, de la responsabilidad del estado con la realidad carcelaria-, me limito a discutirte tu conclusión]. Saludos. Alejandro S.
ResponderBorrarAlejandro, tienes razón, es una referencia metonímica, por eso lo de "elemento indexical", o como tú dices "indicativo" del mundo carcelario. Destaco que aprender el coa es parte importante de sobrevivir en la cárcel, y por eso es que la campaña resalta la diferencia de lenguaje como metonimia de la diferencia mundo "normal" vs. mundo carcelario.
BorrarEn realidad no veo que haya conflicto entre nuestras interpretaciones. Saludos y gracias por el comentario!