Blog de divulgación sobre la lengua española en Chile como constructo social, ayer y hoy. También cuestiones lingüísticas en general, especialmente de historiografía lingüística, antropología lingüística e historia de la lengua española.
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lunes, 14 de diciembre de 2015
Los chilenismos y el Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española
Los colegas que llevan adelante el Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española, de la Universidad Nacional Tres de Febrero (Argentina), generosamente me invitaron a escribir una nota sobre los "chilenismos". Pueden leerla acá: http://untref.edu.ar/diccionario/notas-detalles.php?nota=11
En la nota, en resumen, no me refiero a la definición que los propios lingüistas hacen del concepto (creo, de hecho, que es un problema peliagudo, como el de definir qué es una "palabra"), sino a la idea que circula en nuestra cultura idiomática, en general, entre los que no son especialistas. Es decir, es una especie de indagación sobre la concepción "folk" de qué es un chilenismo. Y, por supuesto, vinculo esta concepción con la que los diccionarios de chilenismos del XIX ayudaron a construir y difundir, lo cual a su vez se explica en el marco de las ideologías lingüísticas del Chile hispanohablante de la época.
El Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española me parece una de las iniciativas lexicográficas más interesantes del último tiempo, por las mismas razones que ha expuesto antes José del Valle en este texto. Primero, porque ofrece una alternativa en cuanto al lugar geográfico habitual desde el que se hacen los grandes diccionarios de español (España); es un diccionario hecho desde Latinoamérica, lo cual supone (aunque sin ánimo de exclusión) ser hecho principalmente por latinoamericanos. En este sentido, tiene un espíritu afín al del proyecto de "Diccionario Hispano-americano" que planteó en 1866 el chileno Ramón Sotomayor Valdés (aunque con grandes diferencias de fondo, claro).
Segundo, porque ofrece a los propios hablantes la posibilidad de seleccionar las palabras que aparecen en el diccionario, y de definirlas y caracterizarlas en general. Es decir, de tomar el control de manos de las instituciones que habitualmente lo tienen (editoriales, academias y universidades) y de "sacarle la lengua al poder", como bien lo ha dicho José del Valle.
Invito a los hablantes del español de Chile a que se atrevan a participar en esta obra colectiva y que manden palabras con sus definiciones, pues hasta ahora se echan de menos. En este enlace pueden ingresar sus propuestas:
http://untref.edu.ar/diccionario/agregar.php
La participación de los hispanohablantes chilenos en esta iniciativa podría llegar a ser una parte muy importante de la recuperación de nuestro orgullo lingüístico y de la transformación de la cultura idiomática de nuestro país, que hasta ahora ha sido autoflagelante y reproductora de la visión de las élites.
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lunes, 16 de marzo de 2015
Ideas lingüísticas en Chile, 1875-1927: presentación de una investigación
Hoy empiezo un nuevo proyecto de investigación, así que en adelante estaré posteando seguido sobre ideas y novedades relacionadas con el tema. Este primer posteo será un poco árido, cargado a la teoría, pero en los siguientes ya iré mostrando papitas (algunas, resultados de trabajo ya adelantado).
El proyecto se llama "Ideas lingüísticas en los debates sobre léxico y ortografía en Chile (1875-1927)", durará hasta el 2017 y será financiado por FONDECYT (concurso Regular 2015, proyecto 1150127).
Se enmarca en una subdisciplina relativamente nueva: la historiografía lingüística (también conocida como historiografía de la lingüística o historia de las ciencias del lenguaje), que se encarga de estudiar cómo las ideas especializadas acerca del lenguaje se conforman y transmiten en el tiempo y en distintas tradiciones. Sin embargo, a diferencia de la corriente "mainstream" de estos estudios, mi equipo hará uso amplio y central de una herramienta analítica proveniente de la antropología lingüística: la de ideología lingüística. La razón es que pensamos que conviene relativizar la distinción entre "conocimiento" especializado y "saberes" no especializados, y asumir que están dinámicamente interrelacionados. Y, sobre todo, que están atravesados ambos por la naturaleza política del lenguaje, es decir, fuertemente ligados al contexto histórico en que son producidos.
En historiografía lingüística, habitualmente se entiende por idea algo distinto de creencia, pues con el primer término se hace referencia a las ideas aceptadas como válidas y ciertas acerca del lenguaje en determinado momento: el conocimiento científico y "objetivo" aportado por la hoy denominada lingüística. Creencia, mientras tanto, sería una idea "falsa" y "subjetiva", usualmente sostenida por un no especialista. Para nosotros, tan subjetivas y dependientes de la cultura e intereses políticos (es decir, "ideológicas") son las ideas de los especialistas como las de los no especialistas. Entender los sistemas o conjuntos de ideas lingüísticas como ideologías nos permitirá, precisamente, destacar esta manera de ver el problema.
Por otra parte, nos parece sana la consideración de la influencia de la ideología y las actitudes en los discursos "especializados" acerca del lenguaje, pues conlleva una relativización del valor de verdad o neutral que normalmente se atribuye a las descripciones científicas de los lingüistas, y contribuye a cuestionar la visión de la lingüística como una actividad sociopolíticamente aséptica. Como señala John E. Joseph, tanto las concepciones lingüísticas de los legos como las de los especialistas responden a sistemas de creencias más generales. Aún más, estos tipos de concepciones no se encuentran aisladas entre sí: es sabido que las creencias que los no lingüistas tienen hoy acerca del lenguaje suelen provenir de aquellas que los lingüistas de épocas anteriores sostenían y que han quedado obsoletas desde el punto de vista científico (como muestran Wilton y Wochele), de manera que es necesario, para entender la visión popular actual acerca del lenguaje, conocer la de los especialistas de épocas pasadas.
¿Y qué interés podría tener estudiar la historia de las ideas lingüísticas, más allá del que puedan tener los propios lingüistas por la historia de su especialidad? Resulta que su relevancia sobrepasa por mucho el ámbito de la lingüística, pues la historia de las ideas acerca del lenguaje se entremezcla con la historia cultural e intelectual en sentido amplio, en la medida en que dichas ideas forman parte de y se relacionan con imaginarios más amplios que revelan aspectos epistemológicos, morales, políticos y culturales, en general, de las comunidades en que han surgido. Se trata de una oportunidad, entonces, para conocer aún mejor la historia cultural del país.
Con esto, creo, podrá entenderse el espíritu que anima a este nuevo proyecto de investigación.
El proyecto se llama "Ideas lingüísticas en los debates sobre léxico y ortografía en Chile (1875-1927)", durará hasta el 2017 y será financiado por FONDECYT (concurso Regular 2015, proyecto 1150127).
Se enmarca en una subdisciplina relativamente nueva: la historiografía lingüística (también conocida como historiografía de la lingüística o historia de las ciencias del lenguaje), que se encarga de estudiar cómo las ideas especializadas acerca del lenguaje se conforman y transmiten en el tiempo y en distintas tradiciones. Sin embargo, a diferencia de la corriente "mainstream" de estos estudios, mi equipo hará uso amplio y central de una herramienta analítica proveniente de la antropología lingüística: la de ideología lingüística. La razón es que pensamos que conviene relativizar la distinción entre "conocimiento" especializado y "saberes" no especializados, y asumir que están dinámicamente interrelacionados. Y, sobre todo, que están atravesados ambos por la naturaleza política del lenguaje, es decir, fuertemente ligados al contexto histórico en que son producidos.
En historiografía lingüística, habitualmente se entiende por idea algo distinto de creencia, pues con el primer término se hace referencia a las ideas aceptadas como válidas y ciertas acerca del lenguaje en determinado momento: el conocimiento científico y "objetivo" aportado por la hoy denominada lingüística. Creencia, mientras tanto, sería una idea "falsa" y "subjetiva", usualmente sostenida por un no especialista. Para nosotros, tan subjetivas y dependientes de la cultura e intereses políticos (es decir, "ideológicas") son las ideas de los especialistas como las de los no especialistas. Entender los sistemas o conjuntos de ideas lingüísticas como ideologías nos permitirá, precisamente, destacar esta manera de ver el problema.
Por otra parte, nos parece sana la consideración de la influencia de la ideología y las actitudes en los discursos "especializados" acerca del lenguaje, pues conlleva una relativización del valor de verdad o neutral que normalmente se atribuye a las descripciones científicas de los lingüistas, y contribuye a cuestionar la visión de la lingüística como una actividad sociopolíticamente aséptica. Como señala John E. Joseph, tanto las concepciones lingüísticas de los legos como las de los especialistas responden a sistemas de creencias más generales. Aún más, estos tipos de concepciones no se encuentran aisladas entre sí: es sabido que las creencias que los no lingüistas tienen hoy acerca del lenguaje suelen provenir de aquellas que los lingüistas de épocas anteriores sostenían y que han quedado obsoletas desde el punto de vista científico (como muestran Wilton y Wochele), de manera que es necesario, para entender la visión popular actual acerca del lenguaje, conocer la de los especialistas de épocas pasadas.
¿Y qué interés podría tener estudiar la historia de las ideas lingüísticas, más allá del que puedan tener los propios lingüistas por la historia de su especialidad? Resulta que su relevancia sobrepasa por mucho el ámbito de la lingüística, pues la historia de las ideas acerca del lenguaje se entremezcla con la historia cultural e intelectual en sentido amplio, en la medida en que dichas ideas forman parte de y se relacionan con imaginarios más amplios que revelan aspectos epistemológicos, morales, políticos y culturales, en general, de las comunidades en que han surgido. Se trata de una oportunidad, entonces, para conocer aún mejor la historia cultural del país.
Con esto, creo, podrá entenderse el espíritu que anima a este nuevo proyecto de investigación.
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